Qué es la inteligencia emocional
En este documento exploraremos la relación entre la inteligencia emocional y la dinámica de grupo. La inteligencia emocional consiste en ser conscientes de nuestros sentimientos y de los de los demás, así como de los estímulos que nos provocan, y utilizar esa conciencia para regular eficazmente nuestro rendimiento social (Goleman, Emotional intelligence: the 25th anniversary edition 2020). Y lo que es más importante, esto incluye notar, anticipar y gestionar las emociones negativas en nosotros mismos y en los demás. Además, las dinámicas de grupo son simplemente los procesos sociales que tienen lugar cuando interactúa un grupo de personas (Goleman, Inteligencia emocional: edición del 25 aniversario, 2020). Por lo tanto, es lógico que una dinámica de grupo eficaz sea esencial para lograr un objetivo y esté directamente relacionada con la inteligencia emocional de cada uno de los miembros del grupo. Es decir, es más probable que el objetivo del grupo se logre si los procesos dinámicos del grupo se basan en la fuerte inteligencia emocional de los individuos del grupo. Esto se debe a que una inteligencia emocional fuerte conduce a la dinámica de grupo de trabajo en equipo crítica de la regulación emocional, una mejor capacidad para leer las señales sociales y las emociones de los demás, y una mejor teoría de la mente para anticipar el mejor curso de la salida social.
Trabajo en equipo
Si bien se entiende que los directivos necesitan inteligencia emocional, lo mismo ocurre con los equipos. Trabajar activamente para promover y entrenar la Inteligencia Emocional dentro de los equipos ayudará a impulsar la productividad y la motivación dentro del equipo. Los equipos emocionalmente inteligentes son más productivos, colaboran mejor y se comunican mejor.
La resolución de conflictos dentro de los equipos a menudo requiere una cantidad significativa de inteligencia emocional, especialmente en funciones de alta presión o con plazos. Dado que cada miembro suele trabajar para retroalimentar el trabajo de otros miembros del equipo, incluso los conflictos más simples pueden crear cuellos de botella y pausar el trabajo. La inteligencia emocional beneficia enormemente a las habilidades de comunicación, ya que proporciona a los empleados mejores herramientas para discutir los problemas con empatía, tener en cuenta la opinión de la otra persona y desahogar frustraciones y preocupaciones antes de que se conviertan en problemas mayores.
Los equipos deben ser capaces de trabajar juntos como un todo cohesionado, lo que significa que deben saber de qué es capaz cada uno en términos de tiempo, energía emocional y física, y calidad de los resultados. Crear confianza en el equipo es un factor clave en este sentido, lo que a menudo puede lograrse mediante la realización con éxito de proyectos pequeños (pero difíciles), así como fomentando el tiempo que pasan juntos fuera del lugar de trabajo. De hecho, crear oportunidades fuera del lugar de trabajo puede ayudar a los miembros del equipo a relajarse, conocerse mejor y aprender a ser amigos en lugar de simples colegas, lo que impulsará la colaboración en la oficina.
La importancia de la inteligencia emocional
Si bien se entiende que los directivos necesitan inteligencia emocional, lo mismo ocurre con los equipos. Trabajar activamente para promover y entrenar la Inteligencia Emocional dentro de los equipos ayudará a impulsar la productividad y la motivación dentro del equipo. Los equipos emocionalmente inteligentes son más productivos, colaboran mejor y se comunican mejor.
La resolución de conflictos dentro de los equipos a menudo requiere una cantidad significativa de inteligencia emocional, especialmente en funciones de alta presión o con plazos. Dado que cada miembro suele trabajar para retroalimentar el trabajo de otros miembros del equipo, incluso los conflictos más simples pueden crear cuellos de botella y pausar el trabajo. La inteligencia emocional beneficia enormemente a las habilidades de comunicación, ya que proporciona a los empleados mejores herramientas para discutir los problemas con empatía, tener en cuenta la opinión de la otra persona y desahogar frustraciones y preocupaciones antes de que se conviertan en problemas mayores.
Los equipos deben ser capaces de trabajar juntos como un todo cohesionado, lo que significa que deben saber de qué es capaz cada uno en términos de tiempo, energía emocional y física, y calidad de los resultados. Crear confianza en el equipo es un factor clave en este sentido, lo que a menudo puede lograrse mediante la realización con éxito de proyectos pequeños (pero difíciles), así como fomentando el tiempo que pasan juntos fuera del lugar de trabajo. De hecho, crear oportunidades fuera del lugar de trabajo puede ayudar a los miembros del equipo a relajarse, conocerse mejor y aprender a ser amigos en lugar de simples colegas, lo que impulsará la colaboración en la oficina.
Inteligencia emocional
Un tema frecuente en mi trabajo es el líder que se esfuerza por ayudar a un grupo a ser más eficaz. En mi práctica, suele tratarse de un director general y su equipo ejecutivo, pero se plantean retos similares en todos los niveles de una organización. Uno de los recursos más útiles que he encontrado sobre este tema es un artículo clásico de la Harvard Business Review, escrito por Vanessa Urch Druskat y Steven Wolff, titulado “Building the Emotionally Intelligent Group”:
Un estudio tras otro ha demostrado que los equipos son más creativos y productivos cuando consiguen altos niveles de participación, cooperación y colaboración entre sus miembros. Pero estos comportamientos interactivos no son fáciles de legislar. Nuestro trabajo demuestra que deben darse tres condiciones básicas para que se produzcan estos comportamientos: confianza mutua entre los miembros, un sentimiento de identidad de grupo (un sentimiento entre los miembros de que pertenecen a un grupo único y valioso) y un sentimiento de eficacia de grupo (la creencia de que el equipo puede funcionar bien y que los miembros del grupo son más eficaces trabajando juntos que separados). En el centro de estas tres condiciones están las emociones. La confianza, el sentimiento de identidad y la sensación de eficacia surgen en entornos en los que se manejan bien las emociones. [1]