Dirección de tareas
Cuando los investigadores de rasgos se desilusionaron en la década de 1940, su atención se centró en el estudio de los comportamientos de los líderes. ¿Qué hacían realmente los líderes eficaces? ¿Qué comportamientos les ayudaban a ser percibidos como líderes? ¿Qué comportamientos aumentaban su éxito?
Para comprender los comportamientos de los líderes eficaces, los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Michigan utilizaron muchas técnicas diferentes, como la observación de líderes en entornos de laboratorio y encuestas. Esta corriente de investigación condujo al descubrimiento de dos amplias categorías de comportamientos: comportamientos orientados a la tarea (a veces denominados estructura iniciadora) y comportamientos orientados a las personas (también denominados consideración). Los comportamientos del líder orientados a las tareas implican estructurar las funciones de los subordinados, darles instrucciones y comportarse de forma que aumente el rendimiento del grupo. Los comportamientos orientados a las tareas son directivas que se dan a los empleados para que hagan las cosas y se aseguren de que se cumplen los objetivos de la organización. Los comportamientos de los líderes orientados a las personas incluyen mostrar preocupación por los sentimientos de los empleados y tratarlos con respeto. Los líderes orientados a las personas se preocupan realmente por el bienestar de sus empleados y lo demuestran con sus acciones y decisiones. En su momento, los investigadores pensaron que estas dos categorías de comportamientos eran las claves del rompecabezas del liderazgo. Sin embargo, la investigación no respaldaba el argumento de que demostrar ambos comportamientos hiciera necesariamente que los líderes fueran eficaces.
Liderazgo orientado a las relaciones
Cada líder de personas tiende a inclinarse por un estilo de liderazgo concreto en detrimento de otro. Algunos se centran en el bienestar de sus empleados y en crear una cultura de equipo positiva. Para otros, su objetivo principal es completar las tareas y alcanzar los objetivos a tiempo, dentro del presupuesto y según lo prometido.
Tenga en cuenta que no hay un estilo de liderazgo mejor que otro. Cada uno tiene sus pros y sus contras y requiere un cierto nivel de juicio para desplegar el tipo adecuado de gestión en las circunstancias adecuadas.
El primer paso para adaptar tu estilo de liderazgo a las circunstancias es identificar hacia cuál te inclinas de forma natural. Para ayudarle a hacerlo, he aquí un resumen del estilo de liderazgo orientado a la tarea frente al estilo de liderazgo orientado a las personas.
Un líder orientado a las tareas es alguien cuya máxima prioridad es realizar las tareas para alcanzar las metas u objetivos definidos en el plazo especificado. Se centra en los resultados, el rendimiento y la productividad de las personas, el equipo o el departamento que dirige.
Ventajas e inconvenientes del liderazgo orientado a las tareas
En la empresa, el liderazgo es un papel complicado de desempeñar. Hay que encontrar el equilibrio adecuado entre estímulo y gestión. Tienes que asegurarte de que se cumplen los objetivos de la empresa al tiempo que mantienes la productividad y mucho más. A menudo hay presiones múltiples y excluyentes que intentan empujarte en distintas direcciones simultáneamente.
Por ejemplo: ¿le preocupa más la consecución de los objetivos empresariales o el bienestar general de su equipo? ¿Cuál queda relegada a un segundo plano cuando se acerca una fecha límite?
Sin duda, cada tipo de liderazgo tiene sus pros y sus contras. Ninguno de los dos estilos es intrínsecamente mejor que el otro, ni para la empresa ni para los empleados. Todo depende del contexto, de utilizar las variables que controlas en tu beneficio y de crear un entorno productivo.
Imagina una situación en la que estás trabajando en un objetivo a largo plazo. De repente, el objetivo cambia, quizá debido a presiones externas. Este nuevo objetivo tiene un plazo muy ajustado y obligará a tus empleados a esforzarse para alcanzarlo. Sin embargo, usted cree que puede lograrlo mediante una gestión rigurosa y una sucesión de objetivos concretos.
Persona orientada a las tareas
Los procesos de toma de decisiones democráticos y participativos se utilizan para invitar a los miembros del personal a contribuir, y su desarrollo personal -así como el éxito de la organización- es una consideración clave de todas las actividades.
Dado que se da prioridad a las relaciones, el liderazgo orientado a las personas suele gozar de gran estima en una organización. Los directivos son cada vez más conscientes de la importancia de una cultura de trabajo que haga que las personas se sientan implicadas y respetadas, y tratan de utilizar estilos de liderazgo que fomenten estas cosas.
En los lugares de trabajo orientados a las tareas, un fuerte enfoque en la consecución de resultados puede a veces ir en detrimento de las consideraciones personales. Cuando la gente se siente relegada, la calidad de su trabajo, e incluso su lealtad a la empresa, pueden empezar a resentirse.
Este diálogo se extiende también a otros ámbitos. Si un miembro del equipo siente que se le escucha, es más probable que se muestre abierto sobre las dificultades a las que pueda enfrentarse en su puesto, lo que ofrece la oportunidad de cortar los problemas de raíz.