¿Por qué los japoneses no tienen emociones?
A medida que la globalización amplía las oportunidades para las inversiones extranjeras, el papel de los expatriados es cada vez más importante para el éxito empresarial en los países de acogida. La adaptación intercultural de los expatriados se considera determinante para el éxito empresarial en los países de acogida. Este estudio investigó la cuestión entre los expatriados japoneses en Malasia. Los objetivos de este estudio eran desentrañar la influencia de la inteligencia emocional (IE) en la ACC y aclarar el papel facilitador de la inteligencia cultural (IC) en la relación entre la IE y la ACC.
Los resultados muestran que la IE influye positivamente en las subdimensiones de la ACC, a saber, ACC-general, ACC-social y ACC-laboral. Un hallazgo notable es que la IC facilita el efecto positivo de la IE en la ACC-social.
Los resultados suponen un avance en los estudios existentes sobre la gestión de expatriados al profundizar en la cuestión de la ACC en dos países culturalmente distintos que rara vez se han estudiado en este ámbito de investigación: Japón y Malasia. Este estudio contribuye además a los estudios anteriores al aclarar una condición límite en la que la IE funciona mejor para mejorar la ACC de los expatriados.
Normas japonesas de exposición
La inteligencia emocional artificial se refiere a las tecnologías que realizan, reconocen o registran estados afectivos. Sin embargo, más que una mera función tecnológica, es también un proceso social en el que las suposiciones culturales sobre qué son las emociones y cómo se producen se traducen en composiciones de código, software y plataformas mecánicas que operacionalizan ciertos modelos de emoción por encima de otros. Este ensayo ilustra cómo los aspectos de la diferencia cultural se incorporan y se eluden en los proyectos que dotan a las máquinas de inteligencia emocional. Para ello, compara el campo de la informática afectiva, que surgió en el Atlántico Norte en la década de 1990, con la ingeniería kansei (afectiva), que se desarrolló en Japón en la década de 1980. A continuación, aprovecha esta comparación para defender aplicaciones más diversas del concepto de cultura tanto en el desarrollo como en la crítica de sistemas con inteligencia emocional artificial.
¿En qué se convierten las emociones cuando se transcriben a plataformas digitales? Evaluar la aparición de nuevas tecnologías, algoritmos y plataformas digitales incorporadas a máquinas como LOVOT requiere rastrear los procesos por los que las definiciones, los significados y el significado de la experiencia emocional cambian cuando las emociones se convierten en significados que pueden procesarse de forma digital. Añadir una perspectiva crítica a este proceso es importante dado el grado en que estas tecnologías pueden engañar a los usuarios sobre la precisión y la supuesta universalidad de sus capacidades de reconocimiento de emociones. Aunque la cuantificación de la emoción tiene una larga historia (Bollmer, 2019; Crawford, 2021; Lupton, 2016; Wilson, 2010), más recientes son las prácticas de digitalización de la emoción que combinan cámaras inteligentes, robots sociales, dispositivos wearables y otras tecnologías con el aprendizaje automático y formas algorítmicas de análisis. Este enfoque para interpretar la emoción a través de métricas cuantitativas, combinado con un mayor potencial informático, ha convertido el concepto de “inteligencia emocional artificial” en una poderosa herramienta sociotécnica. Por este motivo, pretendemos aportar consideraciones sobre la diversidad cultural que puedan convertir el término en una poderosa herramienta crítica.
Ai no tiene emociones
Heinemann, Judith (becaria)Financiación:Este proyecto ha recibido financiación del Consejo Europeo de Investigación (ERC) en el marco del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea (acuerdo de subvención nº 714666).Plazo:01 de agosto de 2017 – 31 de julio de 2022Persona de contacto:Prof. Dr. Giannoulis, ElenaTeléfono:+49 30 838 52749Fax:+49-30-838-452749Email:Página web:
Financiación de la UE y el ERCEMTECH es un proyecto de investigación internacional e interdisciplinar que examina la relación entre las obras estéticas sobre la interacción hombre-máquina en Japón y los avances en inteligencia emocional artificial. Mediante el análisis de nuevas técnicas de narración, espacios virtuales y observaciones etnográficas de la interacción humano-robot en hogares y espacios públicos, el propósito de EMTECH es recopilar datos cualitativos sobre nuestras crecientes capacidades para relacionarnos emocionalmente con la tecnología y utilizarla. El objetivo último del proyecto es averiguar cómo crean los humanos vínculos afectivos con las máquinas (emocionalmente inteligentes) y qué implicaciones tiene esto en cuestiones sociales de las esferas privada y pública de la vida cotidiana en Japón.
¿Qué significa sonreír en japonés?
Es este aspecto de la conversación el que la start-up japonesa Empath ha decidido explorar. Todo empezó con el terremoto y el tsunami que asolaron el noreste de Japón en marzo de 2011. El director de estrategia de Empath, Hazumu Yamazaki, cuenta: “Mientras trabajaba para un grupo especializado en tecnologías médicas, nuestro fundador Takaaki Shimoji descubrió que había muchas alternativas para analizar los datos relativos al estado físico de las víctimas de la catástrofe, pero nada para evaluar su estado mental”. Así nació la idea del proyecto Empath, cuyo primer producto llegó al mercado en 2014.
“Empath es una IA de las emociones”, en palabras de Hazumu Yamazaki. “Analizando las propiedades físicas de la voz, como la velocidad, el volumen, el tono, el timbre, etc., en lugar del propio lenguaje, nuestra solución consigue identificar en tiempo real emociones como la alegría, la ira, la calma o la tristeza”. Las perspectivas de esta tecnología son múltiples. Su capacidad para enriquecer y perfeccionar nuestras interacciones con los robots interesa a especialistas en inteligencia artificial (IA), servicios sanitarios y de rescate, o incluso centros de llamadas comerciales. El kit de desarrollo (SDK) y la API de Empath ya han sido adoptados por más de 700 clientes en 50 países. Y eso es sólo el principio.