¿Cuál de las siguientes personas se relaciona con el término “inteligencia emocional”?
La formación de los empleados suele centrarse en la enseñanza de habilidades y conocimientos específicos y objetivos, como el manejo de una maquinaria, la realización de la facturación mensual o los principales requisitos de cumplimiento que afectan a un determinado sector.
Pero las habilidades interpersonales también se consideran cruciales para los empleados, sobre todo para los que interactúan con los clientes o desempeñan funciones de liderazgo. Por esta razón, la inteligencia emocional (IE) se ha visto como una forma de medir las habilidades blandas objetivas que las organizaciones buscan en los empleados.
A continuación, ofreceremos una visión general de la IE, así como algunas de sus críticas. A continuación, veremos cómo la IE puede contribuir al éxito de quienes desempeñan funciones de liderazgo y concluiremos con un debate sobre la viabilidad de formar a los empleados para que tengan una mayor IE.
El término “inteligencia emocional” existe desde los años sesenta, pero empezó a ganar popularidad a mediados de los noventa con la publicación del libro de Daniel Goleman Inteligencia emocional. También conocida como liderazgo emocional, cociente emocional y cociente de inteligencia emocional, la IE puede describirse como “la capacidad de identificar y gestionar las propias emociones, así como las emociones de los demás”.
Aplicación de la inteligencia emocional en la vida cotidiana
A todos nos ha pasado. Has trabajado como un esclavo en algo -una presentación, un diseño, un concepto de producto, lo que sea- sólo para que alguien te diga que has pasado por alto un fallo crítico o una solución mejor. Es aún peor cuando esa persona es alguien a quien respetas, o quizá alguien a quien se supone que debes liderar. ¿Y lo peor? Cuando sabes que tienen razón.
Es importante reconocer que también es un proceso. Es posible que hayas oído hablar de las etapas del duelo, que comienzan con el shock y la negación, pasan por la ira, la negociación, la depresión y, en última instancia, si se permite que el proceso siga su curso, conducen a la aceptación, un lugar desde el que seguir adelante. Algo parecido ocurre cuando recibimos críticas, y manejarlas bien significa reconocer el proceso y tener una respuesta útil en cada paso.
La crítica activa de forma natural nuestros circuitos de “lucha o huida”, así que tendrás que apagar conscientemente el piloto automático y resistir el impulso de reaccionar o defenderte. Tómate tu tiempo para escuchar y asimilar lo que te dicen, de modo que puedas asimilarlo más tarde. Puede que no seas capaz de procesar el contenido en ese momento, sobre todo si tus emociones son fuertes. Limítate a escuchar a la persona y termina siempre la conversación diciendo “gracias”. Más sobre esto más adelante.
La inteligencia emocional se diferencia de otras inteligencias en que
La inteligencia emocional (IE) suele definirse como la capacidad de percibir, utilizar, comprender, gestionar y manejar las emociones. Las personas con un alto nivel de inteligencia emocional pueden reconocer sus propias emociones y las de los demás, utilizar la información emocional para guiar el pensamiento y el comportamiento, discernir entre distintos sentimientos y etiquetarlos adecuadamente, y ajustar las emociones para adaptarse al entorno.[1] Aunque el término apareció por primera vez en 1964,[2] ganó popularidad en 1995 con el éxito de ventas del libro Inteligencia emocional, escrito por el periodista científico Daniel Goleman. Goleman definió la IE como el conjunto de habilidades y características que impulsan el rendimiento del liderazgo[3].
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de percibir, controlar y evaluar las emociones. Algunos investigadores sugieren que la inteligencia emocional puede aprenderse y fortalecerse, mientras que otros afirman que es una característica innata[cita requerida].
Se han desarrollado varios modelos para medir la IE. El modelo de rasgos, desarrollado por Konstantinos V. Petrides en 2001, se centra en el autoinforme de las disposiciones conductuales y las capacidades percibidas[4] El modelo de capacidades, desarrollado por Peter Salovey y John Mayer en 2004, se centra en la capacidad del individuo para procesar la información emocional y utilizarla para desenvolverse en el entorno social[5] El modelo original de Goleman puede considerarse ahora un modelo mixto que combina lo que desde entonces se ha modelado por separado como IE de capacidades y IE de rasgos. Investigaciones más recientes se han centrado en el reconocimiento de emociones, que se refiere a la atribución de estados emocionales basados en observaciones de señales visuales y auditivas no verbales[6][7] Además, estudios neurológicos han intentado caracterizar los mecanismos neurales de la inteligencia emocional[8][9].
Aplicación de la inteligencia emocional en la organización
En 1990, Salovey y Mayer presentaron un marco para la inteligencia emocional (IE). Esto marcó el comienzo de 20 años de investigación académica, desarrollo y debate sobre el tema de la IE. Una cantidad significativa de investigaciones previas ha intentado extraer la relación entre la IE y el rendimiento del liderazgo. La IE ha sido un área singularmente controvertida de las ciencias sociales. La IE se basa en tres premisas sencillas pero fundamentales. Este manuscrito revisa las definiciones y modelos en el campo de la IE con especial énfasis en el modelo de habilidad de Mayer y la conexión entre IE y liderazgo. El documento pretende debatir estas cuestiones.
Este manuscrito explora la relación actual entre la IE y el liderazgo, discute los diversos instrumentos y escalas utilizados para medir el constructo y examina la controversia y las críticas que rodean a la IE. Por último, ilumina algunas áreas para la investigación adicional.
McCleskey, J. (2014), “Inteligencia emocional y liderazgo: A review of the progress, controversy, and criticism”, International Journal of Organizational Analysis, Vol. 22 No. 1, pp. 76-93. https://doi.org/10.1108/IJOA-03-2012-0568