Artículo sobre inteligencia emocional
La inteligencia emocional impulsa tu rendimiento tanto en el trabajo como en tu vida personal, pero empieza por ti. Desde su confianza, empatía y optimismo hasta sus habilidades sociales y autocontrol, comprender y gestionar sus propias emociones puede acelerar el éxito en todos los ámbitos de su vida.
No importa en qué campo profesional esté, si dirige un equipo de dos o 20 personas, o incluso sólo a usted mismo, darse cuenta de lo eficaz que es controlando su propia energía emocional es un gran punto de partida. Ausente de los planes de estudio, la inteligencia emocional no es algo que nos enseñen ni sobre lo que nos examinen, así que ¿de dónde viene, qué es, la tenemos y es realmente tan importante?
Afortunadamente, es algo que se puede aprender y hemos recopilado una lista exhaustiva de consejos que le ayudarán a explorar su propio nivel de inteligencia emocional y a adquirir importantes habilidades de inteligencia emocional que se pueden poner en práctica en la vida cotidiana. Algunos de estos consejos los seguimos nosotros mismos y otros nos los han revelado nuestros increíbles clientes y socios, que saben cómo motivar e inspirar a sus equipos pero, ante todo, a sí mismos.
¿Cuál es la técnica para desarrollar la inteligencia emocional?
Practica el autoconocimiento.
Las personas emocionalmente inteligentes son conscientes de sí mismas e intuitivas. Son conscientes de sus propias emociones y de cómo pueden afectar a quienes les rodean. También captan las emociones y el lenguaje corporal de los demás y utilizan esa información para mejorar sus habilidades comunicativas.
¿Cuáles son los 12 elementos de la inteligencia emocional?
Cada dominio contiene doce competencias: autoconciencia emocional, autocontrol emocional, adaptabilidad, orientación al logro, perspectiva positiva, empatía, conciencia organizativa, influencia, coaching y mentoring, gestión de conflictos, trabajo en equipo y liderazgo inspirador.
Inteligencia emocional cómo mejorar
La Inteligencia Emocional es la capacidad de nuestra mente para percibir, gestionar y expresar emociones de forma eficaz en la vida real. Jack Mayer y Peter Salovey (1990) definieron la Inteligencia Emocional (o I.E.) como la capacidad de regular los sentimientos y utilizarlos para guiar nuestras acciones.
Al igual que el coeficiente intelectual, la inteligencia emocional varía de una persona a otra. Mientras que algunas personas están dotadas de nacimiento para comprender y tratar a las personas, otras pueden necesitar ayuda para desarrollar sus habilidades emocionales.
El término “inteligencia emocional” se publicó por primera vez en un artículo de Michael Beldoch en 1964, pero se popularizó tras el libro de Daniel Goleman de 1995 “Inteligencia emocional: por qué puede importar más que el cociente intelectual”.
Una persona equilibrada, empática y amable es más consciente emocionalmente que un individuo poco empático y desmotivado. Los estudios de Daniel Goleman ilustran que una persona emocionalmente inteligente tiene:
Antes de seguir leyendo, hemos pensado que le gustaría descargarse gratis nuestros tres Ejercicios de Inteligencia Emocional. Estos ejercicios de base científica no sólo mejorarán su capacidad para comprender y trabajar con sus emociones, sino que también le proporcionarán las herramientas necesarias para fomentar la inteligencia emocional de sus clientes, alumnos o empleados.
Comprender y desarrollar la inteligencia emocional
La inteligencia emocional impulsa tu rendimiento tanto en el trabajo como en tu vida personal, pero empieza por ti. Desde su confianza, empatía y optimismo hasta sus habilidades sociales y autocontrol, comprender y gestionar sus propias emociones puede acelerar el éxito en todos los ámbitos de su vida.
No importa en qué campo profesional esté, si dirige un equipo de dos o 20 personas, o incluso sólo a usted mismo, darse cuenta de lo eficaz que es controlando su propia energía emocional es un gran punto de partida. Ausente de los planes de estudio, la inteligencia emocional no es algo que nos enseñen ni sobre lo que nos examinen, así que ¿de dónde viene, qué es, la tenemos y es realmente tan importante?
Afortunadamente, es algo que se puede aprender y hemos recopilado una lista exhaustiva de consejos que le ayudarán a explorar su propio nivel de inteligencia emocional y a adquirir importantes habilidades de inteligencia emocional que se pueden poner en práctica en la vida cotidiana. Algunos de estos consejos los seguimos nosotros mismos y otros nos los han revelado nuestros increíbles clientes y socios, que saben cómo motivar e inspirar a sus equipos pero, ante todo, a sí mismos.
Habilidades de inteligencia emocional
Lo ha visto en acción: el profesor que no se derrumba cuando un niño travieso intenta descarrilar la clase, que anima a sus colegas cuando las cosas parecen desesperadas, que puede tratar eficazmente con un administrador difícil, que se calma fácilmente y se gana a un padre iracundo. ¿El superpoder de este profesor superhéroe? Un alto nivel de inteligencia emocional.
Según Psychology Today, la inteligencia emocional es nuestra capacidad para identificar y gestionar nuestras emociones y las de los demás. Consta de tres partes: la conciencia emocional; la capacidad de aplicar las emociones a tareas como el pensamiento y la resolución de problemas; y la capacidad de gestionar las emociones, ya sea regulando las propias o animando o calmando las de los demás.
La inteligencia emocional es un componente fundamental del éxito docente, y las vacaciones de verano son el momento perfecto para que los profesores la perfeccionemos mientras recargamos las pilas y nos preparamos para el trabajo emocional del próximo curso escolar. He aquí siete estrategias para conseguirlo.
En el acelerado mundo actual, es demasiado fácil perder los nervios. Ser consciente de tus propias emociones puede aliviar los problemas y ayudarte a controlar la ira, la desconfianza y el resentimiento para evitar un desastre. Párate a pensar antes de responder a ese desagradable correo electrónico de los padres. Tómate un momento antes de contestar bruscamente a ese colega maleducado. Cuando te paras a reflexionar, es menos probable que empeores una situación ya de por sí difícil.