Diferentes estilos de liderazgo
El término liderazgo autoritario se utiliza indistintamente con el de liderazgo autocrático y se define esencialmente como un estilo de liderazgo en el que el individuo al mando toma el control de todas las decisiones, con poca o ninguna aportación de los miembros del grupo. Normalmente, los líderes autoritarios toman decisiones basadas en sus propios juicios e ideas y casi nunca aceptan consejos de sus seguidores. El liderazgo autoritario implica un control absoluto sobre una tarea o un grupo. Algunos ejemplos de liderazgo autoritario son Bill Gates y el Presidente John F. Kennedy.
Hay algunos casos en los que el liderazgo autoritario puede ser beneficioso y aportar ventajas. Por ejemplo, cuando una situación requiere decisiones rápidas y no hay tiempo para la aportación del grupo. Hay proyectos en los que es necesario un liderazgo fuerte para hacer las cosas de forma rápida y eficaz.
Además, el liderazgo autoritario es beneficioso en situaciones de tensión como los conflictos militares. Permite a los miembros concentrarse en la realización de determinadas tareas sin tener que preocuparse por tomar decisiones difíciles.
Ejemplos de liderazgo transformacional
En qué consiste: El liderazgo autoritario hace hincapié en la obediencia estricta, en la que el líder impone normas y políticas para controlar a los subordinados y les exige que obedezcan sin rechistar. Los líderes consideran que el éxito proviene de ellos mismos.
Los líderes autoritarios asumen el poder absoluto. Asumen toda la responsabilidad de los objetivos, las decisiones y el camino estratégico hacia el éxito. Imponen la obediencia absoluta de los subordinados para que lleven a cabo aquello a lo que aspiran.
Este estilo de liderazgo suele considerarse negativo porque sacrifica la libertad personal. Sin embargo, también puede ser eficaz en algunas situaciones. Por ejemplo, cuando la organización atraviesa una crisis y necesita una orientación firme por parte del líder. En tales condiciones, el liderazgo autoritario es necesario. Los líderes pueden tomar decisiones rápidas. Además, pueden dirigir a las personas para que avancen hacia lo que tienen previsto hacer para superar la crisis minimizando las desviaciones.
En segundo lugar, el líder describe detalladamente la visión, los objetivos y las tareas. Dan instrucciones claras sobre lo que hay que hacer, cuándo hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo. Y los subordinados deben llevar a cabo las tareas que se les asignan sin desviarse.
Estilos de liderazgo
El liderazgo autocrático está presente en muchas empresas. Es vital para su éxito porque siempre es necesario obtener resultados sin errores. Aunque este tipo de líder suele ser uno de los estilos más impopulares que se utilizan, es habitual porque genera resultados.
Un líder autocrático exige un cumplimiento absoluto. O realizas las tareas de la forma que se te ordena, o descubrirás que no tienes trabajo. Es un estilo de liderazgo frecuente en el ejército, el deporte y la política.
En el pasado, el liderazgo autocrático siempre se asoció a dictadores y tiranos. Utilizaban su poder político para amenazar a los que estaban por debajo de ellos y obligarles a realizar determinadas tareas, como pagar un tipo impositivo más alto. En la teoría moderna, se ha convertido en un estilo muy adecuado para las empresas que deben contratar empleados sin experiencia, pero que deben cumplir cuotas de calidad para mantener sus entradas de efectivo.
Un líder autocrático es la fuerza motriz de un equipo. Son la energía que produce un motor que hace avanzar un proyecto. Puede ser el Director General de una empresa, un directivo de nivel básico o el alcalde de una pequeña ciudad, no importa. Su estilo de liderazgo es autodirigido, lo que ayuda a impulsar los resultados en los demás.
Ejemplos de liderazgo democrático
A medida que nos sumergimos en una nueva década, es más importante que nunca que los líderes entiendan la diferencia entre ser autoritario y autoritario. Es difícil creer que en 2019 todavía estemos leyendo historias sobre empresas con culturas laborales tóxicas, pero están ahí fuera. En muchos casos, cuando las historias de horror de la cultura laboral salpican los titulares, se pueden remontar a una jerarquía en la que el CEO y el equipo de liderazgo establecen el tono para toda la organización.
Hay muchas presentaciones diferentes de una cultura autoritaria. Está el clásico arquetipo del “jefe malo” que ladra órdenes, gobierna a través del miedo y no pide la opinión de los demás. Pero no suele ser tan obvio. En la mayoría de los casos, un líder es menos un dictador y más un “culto a la personalidad” impulsado por el ego, en torno al cual gira y responde toda la organización.
Uno de los mejores ejemplos de esto en la memoria reciente es la saga de WeWork y su antiguo CEO, Adam Neumann. Neumann prodigaba regalos y viajes a sus empleados, les enviaba a campamentos de verano y les animaba a beber en horas de trabajo. Suena bien, ¿verdad? Pero resultó que toda esta “diversión” tenía un precio. Al parecer, Neumann llevó al extremo la cultura fiestera de su empresa, con denuncias de acoso laboral, represalias y un ambiente de “chico de fraternidad”. Antiguos miembros del personal han relatado historias en las que llegaban a la oficina y descubrían que habían sido sustituidos de la noche a la mañana o que, de repente, se ponían a las órdenes de alguien que antes había sido su subalterno. Al parecer, Neumann se regodeaba en su propio poder y tomaba decisiones unilaterales que afectaban a todo su personal. Construyó una estructura organizativa en la que todo giraba en torno a su ego y su estado de ánimo.